Almanzora, agosto de 1937. El mundo se halla en constante guerra y en su avance ha llegado ante las puertas de esta aldea imaginaria donde sus habitantes sobreviven al margen de la realidad. El párroco de Almanzora ha muerto mientras celebraba la misa del sábado por causas que no se logran esclarecer y el alcalde se ve obligado a hacer todo lo posible para enterrar al difunto. El problema surge cuando no llega ningún otro sacerdote que oficie el entierro y se suceden toda clase de situaciones extraordinarias, insólitas y extravagantes de origen mitológico y sobrenatural.
Conjugando lo mejor de tres estilos narrativos del género de la novela, realismo mágico, surrealismo y literatura fantástica, "Donde no hubo guerra" es una novela antibelicista que se enmarca dentro de una selecta bibliografía de títulos dedicados a tratar la realidad desde la fantasía.
Conjugando lo mejor de tres estilos narrativos del género de la novela, realismo mágico, surrealismo y literatura fantástica, "Donde no hubo guerra" es una novela antibelicista que se enmarca dentro de una selecta bibliografía de títulos dedicados a tratar la realidad desde la fantasía.
De nuevo una novela de
una pequeña editorial que apuesta por historias un tanto arriesgadas o fuera de
lo común como es esta Donde no hubo
guerra de Raúl Fresneda y que está
editada por el Grupo Mythos.
Y es que como os digo
la novela tiene una mezcla rica de géneros que la hacen muy atractiva para esos
lectores inconformistas que buscan sensaciones nuevas llevadas dela mano de
buenas historias como la que nos encontramos en Donde no hubo guerra.
Entre los géneros que
se podrían detectar os encontraréis con
literatura fantástica (que no de ciencia ficción), con surrealismo y con
realismo mágico. Ya, ya os veo asustados. Yo el primero cuando lo leí, pero
no tenéis porqué, ya que toda la novela está cargada de un fino humor. Sí, se podría decir que el género del
humor también le sienta bien a la novela; yo incluso me he reído en algunas
ocasiones y lo que sí he tenido es una permanente sonrisa y eso que el tema no
es para tenerla.
«El problema es que las guerras de ahora ya no son
como las de antes. Cuando era joven los guerreros combatían para convertirse en
héroes. [...] las guerras de hoy se hacen por otra clase de intereses y para
amasar poder y dinero por parte de los gobiernos. »
Una novela donde los personajes no son lo importante y
se demuestra en el hecho de que la mayoría de ellos tienen el mismo nombre. La
imaginación de los pobladores de la curiosa Almanzora no da para mucho más
cuando utilizan los mismos nombres y se distinguen unos de otros por un
“apellido” que hace referencia a su profesión o alguna característica propia.
Está claro que esto nos recuerda a tiempos pretéritos donde las cosas
funcionaban así. Tiene su gracia, os lo puedo asegurar.
Como también tiene su
gracia la parodia que Raúl nos brinda del relato bíblico de la vida de Jesús
encarnado por uno de los personajes de la población y que lleva a la reflexión
y a la crítica social.
«Porqué todas las guerras se deberían hacer por
amor. El resto son por tonterías.»
Me ha gustado que los
personajes estén al servicio de la historia y no al revés como suele suceder.
Estamos acostumbrados a novelas donde los personajes son los que tienen el peso
de la historia, pero aquí es la historia
misma la importante, la que crea el conflicto, la que intenta desenredarse
para volverse a enredar.
Donde no hubo guerra
es una novela crítica con la sociedad, crítica con los grupos cerrados, crítica
con los gobernantes, con lo que mueven las marionetas;
crítica con la religión, con los fanáticos y como no, con las guerras.
Una propuesta
diferente, entretenida, divertida, mordaz, que seguro te sorprenderá.